Greenpeace protesta ante SEMARNAT por devastación de la Selva Maya

- La organización ambiental denuncia autorización a CEMEX para deforestar 650 hectáreas en Tulum y alerta sobre impactos al acuífero y comunidades mayas.
CANCÚN, Q. Roo.— Activistas de Greenpeace México realizaron la mañana del lunes una protesta frente a las oficinas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en Cancún, como parte de la campaña “México al grito de Selva”. La acción tuvo como objetivo exigir a la dependencia federal que cese las autorizaciones para la explotación de bancos de material pétreo en la Selva Maya, conocidos como “sascaberas”.
Desde lo alto del edificio de la delegación, los activistas desplegaron una manta con la consigna: “SEMARNAT: ¡No más Calicas en la Selva Maya!”, en alusión al modelo de extracción operado durante décadas por Calizas Industriales del Carmen (Calica), empresa filial de Vulcan Materials Company, cuya mina fue clausurada en 2022 y cuyo terreno fue declarado Área Natural Protegida en 2024.
Como parte de la protesta, Greenpeace volcó material pétreo frente a la entrada de SEMARNAT para visibilizar la escala de la explotación ambiental que —según señalan— continúa siendo autorizada por la institución. “Este modelo continúa expandiéndose por la península de Yucatán, actualmente, con permisos otorgados a otras empresas como Cemex y a la SEDENA”, declaró Carlos Samayoa, coordinador de la campaña.
La organización ambiental denunció la reciente autorización otorgada a la empresa CEMEX para deforestar y dinamitar cerca de 650 hectáreas de selva virgen cerca de Tulum. De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto, los materiales extraídos se destinarían a obras como el Tren Maya, desarrollos turísticos e inmobiliarios.
Greenpeace advirtió que las sascaberas han provocado la devastación de unas 10 mil hectáreas de selva, y alertó sobre los riesgos de contaminación al acuífero de la región.
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“Parecería que en lugar de terminar con esta devastación, sólo se nacionalizó, y ahora se está autorizando a trasnacionales mexicanas como Cemex a seguir ese modelo mortífero que debe ser detenido cuanto antes”, agregó Samayoa.
En este contexto, la organización también subrayó que la comunidad maya de Francisco Uh May —ubicada en la zona propuesta para el nuevo banco de materiales— no ha sido consultada de forma previa, libre e informada, lo que contraviene estándares internacionales.
Asimismo, advirtieron que las actividades extractivas afectarían el sistema de ríos subterráneos que atraviesa el subsuelo del área. De concretarse el proyecto, CEMEX impactaría unas 450 hectáreas adicionales, sumándose al total ya devastado por este tipo de proyectos, según cifras de Cartocrítica.
Greenpeace concluyó que, aunque la SEMARNAT ha reconocido los impactos del Tren Maya, se requiere abrir un proceso para establecer un plan integral de protección de la Selva Maya y su acuífero, considerado la mayor reserva de agua del país.

