Cultura

La travesía del cempasúchil: de la chinampa a las áreas verdes urbanas

Levantamiento de imagen y edición: Arturo Guillén/Yaax Media
Conceptualización y escritura creativa: Marian M. Gómez/Yaax Media

CIUDAD DE MÉXICO. Al terminar el verano y con las últimas lluvias de la temporada, los cultivos mexicanos se llenan de un colorido peculiar, como si los últimos rayos del verano se quedaran atrapados en los pétalos de una flor muy querida entre los mexicanos, flor que adornará no sólo miles de hogares y cementerios, también áreas verdes urbanas durante la celebración del Día de Muertos: hablamos de la flor de cempasúchil. De manera que estos espacios de la CDMX se convertirán en las grandes guías para que los difuntos lleguen a degustar sus altares.

Tagetes erecta es el nombre científico de esta peculiar flor, en náhuatl se le llama  Cempohualxochitl, que significa Flor de 20 pétalos. Su sentido espiritual durante la época prehispánica ha trascendido en diversos aspectos hasta representar hoy en día una de las tradiciones más importantes en nuestro país, conservando su lugar aun frente la adopción cultural del Halloween. 

Se tiene la creencia de que los pétalos de cempasúchil iluminan el camino de las almas que nos visitan el Día de Muertos, ya que su intenso color es similar a la luz del sol. Otros dicen que es su olor el que las guía hacia su hogar, en el que los espera un delicioso banquete acomodado en un decorado altar dedicado a su memoria.

El género Tagetes cuenta con 55 especies que se distribuyen desde el suroeste de Estados Unidos hasta Argentina, de las cuales 30 son nativas de México. Aunque el estado de Puebla ocupa el primer lugar en la producción de esta flor, su presencia se puede localizar prácticamente en todo el país. 

La CDMX cuenta con un número importante de productores de esta flor, algunos se encuentran en la alcaldía Xochimilco y usan una de las herencias tecnológicas que dejaron los antiguos pobladores: las chinampas; un sistema artificial de cultivo construido sobre agua que sirve para sembrar plantas, verduras y hortalizas para el autoconsumo y mercado local; incluyendo el cempasúchil durante esta temporada.

Leonel Marín, quien coordina una de estas chinampas, nos platicó sobre el proceso del cultivo de cempasúchil, cuando este vibrante color apenas emerge: “La adquisición de la semilla se da en el mes de mayo-junio y se pone a germinar en el chapín, posteriormente crece. Por los meses de agosto-septiembre empieza a enmacetarse para que en octubre se de el cempasúchil que se tiene aquí. Por lo regular, los viajes en canoa, junto con la planeación que tenemos, son de dos viajes diarios que van desde esta unidad de producción hasta el centro de acopio donde, posteriormente, se van en dos camionetas a las áreas verdes que les corresponden”. 

Las jardineras y jardineros, encargados de plantar lo que serán las guías para los difuntos en dichas zonas, realizan algunos ajustes en su rutina diaria; así nos platica Ma. Eugenia Carrasco, quien nos comentó lo siguiente: “El día que nos avisan que va a llegar el cempasúchil llega la camioneta, tenemos que contarlo y clasificarlo; y ya nos indican adónde se va a plantar.”

La travesía del cempasúchil: de la chinampa a las áreas verdes urbanas

La ubicación del cempasúchil es estratégica, pues se traza el camino que los santos difuntos siguen a sus altares ¿cómo se determina esto? Cada área verde urbana cuenta con un equipo de diseñadoras paisajistas que entre tanto, deciden desde la paleta vegetal hasta el aspecto visual del espacio público. 

Cuando es la temporada del cempasúchil, Cecilia Reyes y Nancy Obscura, coordinadoras de diseño, consideran los siguientes criterios: “Como sugerencia, los puntos de plantación de cempasúchil sobre áreas verdes urbanas se ubican en hitos locales (monumento o edificio representativo de un lugar), zonas de alto tránsito peatonal y espacios que puedan ser visibles desde el transporte público”, mencionó Cecilia. 

“Con esto se busca que las personas, ya sea visualmente o al transitar, logren percibir la esencia y las emociones que transmite esta flor durante la temporada de Día de Muertos; ya que es una especie llena de simbolismo que está presente en todos los hogares mexicanos y en sus ofrendas año con año, lo cual habla de una ciudad que mantiene viva sus tradiciones”, agregó Nancy.

El uso del cempasúchil en las áreas verdes de la CDMX hace perdurar la identidad que nos corresponde, un trabajo de conservación en toda la extensión y en todos los niveles, ya que mantener esta cultura atraviesa diversas escalas. De esto nos platica Armando Maravilla: “Con la plantación de cempasúchil en camellón se apoya a los productores de Xochimilco, que cada año siembran miles de plantas, además, le dan identidad a los camellones de la ciudad y con el vibrante color del cempasúchil adornan el paisaje urbano”.

Esto nos recuerda que la conservación de la cultura del Día de Muertos también impulsa a sus actores económicos y sociales ya que, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, en las últimas décadas la producción de cempasúchil ha disminuido debido a que ya no sólo se produce en México, ahora también China e India cultivan cempasúchil y lo utilizan como colorante para la industria textil y, por otro lado, para usos medicinales. Desde hace años, en México existen grandes deficiencias para la producción, distribución y comercialización de semillas de todo tipo, no sólo de flor de cempasúchil; sin embargo, esto puede revertirse.

El paisajismo urbano responsable con el ecosistema y la conservación de las áreas verdes promueve el cultivo y la plantación de vegetación endémica todo el año, al mismo tiempo que reconoce la identidad de los lugares donde trabajan. 

En este Día de Muertos, dichas áreas se unen a todos los altares, al brillo de los pétalos de cempasúchil, la luz de las velas, de la propia luna y la mezcla de aromas entre la propia flor, tequila, tabaco, pambazos, tamales, mole, arroz y todas las delicias que degustaban los que ya se fueron.

Un momento mágico, místico y de amor entre ellos, los muertos, y nosotros, los vivos.