Biodiversidad

Demandan expertos e instituciones erradicar siembra Asclepias curassavica en Norteamérica

Asclepias curassavica
Demandan expertos e instituciones erradicar siembra Asclepias curassavica en Norteamérica
  • Argumentan que el uso indiscriminado en Canadá, Estados Unidos y México de la “asclepia tropical o venenillo”, afecta el ciclo biológico de la mariposa Monarca así como su ruta migratoria. 
  • Demandan estrategias de conservación diferenciadas en cada uno de los tres países, de acuerdo con la actividad, temporalidad y uso que la mariposa hace de cada uno de los ecosistemas.

CIUDAD DE MÉXICO. Expertos y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) refrendaron su oposición a la siembra indiscriminada en México de la planta Asclepias curassavica, mejor conocida como algodoncillo, flor de sangre o platanillo, por considerar que dicha práctica afecta el ciclo biológico de la mariposa Monarca y por ende su ruta migratoria.

En entrevista, el biólogo Mauricio Rendón Martínez, director general y fundador de la empresa Ecocoaching, explicó que de acuerdo a su ruta migratoria por Canadá, Estados Unidos y México, la mariposa Monarca viene a hibernar a nuestro país y es hasta su retorno a Texas, cuando “baja” a desovar. Sin embargo, agregó, el olor de esta especie de asclepias en territorio mexicano, provoca que los ejemplares maduren sexualmente y que pongan sus huevecillos antes de tiempo, lo que implica afectaciones en su ciclo biológico.

“Que la generación que llega hasta acá viene a hibernar aquí, no tiene por qué pararse a poner huevecillos, porque no madura sexualmente, pero el olor de la Asclepias curassavica hace que maduren sexualmente y entonces bajan a poner huevecillos y entonces rompen su ciclo biológico, en el sentido de que esos huevecillos deberían estar puestos por hembras de regreso en Texas y de ahí son dos generaciones más que nacerán en Estados Unidos, para que  la cuarta generación al nacer, es la que regrese a México desde Canadá”, señaló.

En tanto, recientemente el Grupo de Trabajo para el Monitoreo y la Conservación de la Ruta Migratoria de la Mariposa Monarca, esfuerzo que ha sido apoyado y acompañado por el Fondo Mundial para la Naturaleza, sección México (WWF por sus siglas en inglés), refirió que la Asclepias curassavica es perene y por lo tanto está presente en épocas del año en las que otras especies de algodoncillos nativos no están, lo que promueve que las Monarcas se reproduzcan durante los períodos de migración e invierno, afectando así su ciclo anual migratorio.

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Consideró además que no se justifica el uso de la Asclepias curassavica en México, Estados Unidos y Canadá, toda vez que se ha documentado que esta especie es un vector para la transmisión del protozoario parásito Ophryocystis elektroscirrha (OE), el cual resta tiempo y calidad de vida a los adultos y evita que la crisálida eclosione. Dijo que las mariposas que lo logran presentan malformaciones en las alas que les impiden volar.

En este contexto, este Grupo de Trabajo en el que participa una amplia gama de organizaciones y expertos en diferentes áreas, como Universidades, gobiernos estatales, organizaciones sin fines de lucro, comunidades locales y grupos de conservación, planteó la urgencia de que se pongan en marcha en las tres naciones en comento estrategias de conservación diferenciadas, de acuerdo con la actividad, la temporalidad y el uso que la mariposa monarca hace de cada uno de los ecosistemas en los que transcurre su ruta migratoria.

En el caso concreto de México, señaló que no es necesaria la plantación de asclepias de ninguna especie, de ahí que la mejor estrategia es conservar y ofrecer plantas nectaríferas nativas para la alimentación de las mariposas migratorias.

“…haciendo una recomendación extensiva y enfática de no utilizar esta especie para la reproducción o alimentación de la mariposa Monarca en los jardines para polinizadores, y en lugar de ello fomentar la propagación de otras plantas nativas (herbáceas, arbustos y árboles) de las diferentes regiones de nuestro país para favorecer los sitios de alimentación y descanso para la Monarca y otros polinizadores”, apuntó en un comunicado emitido en diciembre de 2022.

El Grupo de Trabajo referido estableció que, adicionalmente, es importante redoblar esfuerzos y trabajar en la conservación y la restauración de hábitats para el descanso de las mariposas migratorias, con árboles y arbustos también nativos, donde ellas puedan percharse para pasar las noches, y sobre todo para mantener la calidad de los bosques de hibernación en México. 

En suma, pidió fortalecer el monitoreo ciudadano, establecer el monitoreo científico e implementar acciones estratégicas para la conservación de esta especie y de sus hábitats de migración.

Y es que de acuerdo con información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (CONABIO), en las décadas pasadas las poblaciones de mariposa monarca han disminuido drásticamente en Norteamérica hasta llegar en 2013 a la menor población registrada. La CONABIO destaca que esta disminución refleja el deterioro en la calidad del ambiente de vastas áreas del continente y tiene graves consecuencias ecológicas y económicas. En este sentido, considera que debido a su complejo fenómeno migratorio, la recuperación de la mariposa Monarca y de la calidad ambiental de Norteamérica es responsabilidad de los ciudadanos de los tres países.

La ruta migratoria de la mariposa Monarca es uno de los fenómenos más asombrosos de la naturaleza. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales documenta que millones de estos insectos lepidópteros realizan un asombroso viaje de tres meses a lo largo de 2,000 y hasta 4,500 km. desde Canadá y Estados Unidos. Ingresan a México y atraviesan 9 entidades: Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Zacatecas, Querétaro, Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí e Hidalgo.

Durante este viaje visitan las plantas con flores que encuentran en su camino para obtener néctar y convertirlo en energía, lo cual hace de las Monarcas unas estupendas polinizadoras.

Lamentablemente, la migración de la Monarca se encuentra en riesgo y su población se ha reducido dramáticamente en las últimas dos décadas, siendo las causas principales la reducción de la disponibilidad de algodoncillos para los huevos y las larvas en los sitios de reproducción debido al uso indiscriminado de herbicidas; la pérdida y degradación de sus hábitats por el cambio en el uso del suelo en todo Norteamérica y la degradación de los bosques en México, y también por el cambio climático en los sitios de reproducción de verano en Estados Unidos, donde las altas temperaturas disminuyen la disponibilidad de algodoncillos y afectan el desarrollo de su ciclo de vida.

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